Una de las consideraciones de diseño más importantes que los arquitectos residenciales tienen la responsabilidad de abordar es la accesibilidad, asegurando que las personas en situación de discapacidad puedan vivir cómodamente en su propia casa sin impedimentos que bloqueen la funcionalidad básica del hogar. La accesibilidad para usuarios de sillas de ruedas es una preocupación arquitectónica particularmente importante debido a sus requisitos espaciales y materiales, inalterables y necesarios. Debido a que garantizar la comodidad de todos los usuarios, incluidos las personas con discapacidad, es una de las obligaciones esenciales de todos los arquitectos, el diseño para usuarios de sillas de ruedas debe hacerse con la máxima atención y cuidado, especialmente en entornos residenciales. A continuación, delineamos una serie de estrategias para diseñar pisos para la circulación de sillas de ruedas, ayudando a los arquitectos a entregar una máxima comodidad y accesibilidad.
Los pisos residenciales que se adaptan con éxito a usuarios en sillas de ruedas entregan espacio para moverse, rotar y acceder a electrodomésticos y superficies. Por lo tanto, las dimensiones mínimas de ancho y radio de giro reaparecen continuamente en casi todos los aspectos del diseño residencial accesible. Los pasillos abiertos y las circulaciones deben ser continuos, sin obstáculos, reduciendo los cambios bruscos de pendiente y dando preferencia a las transiciones suaves entre las diferentes áreas. Finalmente, los pisos que favorecen la circulación de sillas de ruedas deben estar hechos de materiales antideslizantes, amigables para el uso prolongado de sillas de ruedas.
Rutas accesibles y radios de giro
Según los estándares ADA (American with Disabilities Act), cada unidad de vivienda residencial debe contener al menos una ruta accesible que conecte todos los espacios y elementos para garantizar que los usuarios de sillas de ruedas puedan acceder a todas las funciones de la vivienda. Dichas rutas pueden incluir superficies "caminables" de baja pendiente, rampas, elevadores o plataformas elevadoras. Cada una de estas rutas también requiere de ciertas dimensiones mínimas para facilitar la circulación accesible para sillas de ruedas. Las superficies accesibles deben tener un ancho mínimo de alrededor de 90 cm (36 pulgadas), una pendiente no mayor a la razón 1:20 y una pendiente transversal no mayor a 1:48. Como revisamos en un artículo anterior, aunque 90 cm es el mínimo, un ancho de 150 cm (o 60 pulgadas) adaptara más cómodamente todas las necesidades de accesibilidad. Por supuesto, estos corredores también deben estar libres de obstáculos.
En viviendas con varios pisos, las escaleras obviamente no son accesibles para usuarios de sillas de ruedas. En cambio, los arquitectos pueden incorporar rampas, elevadores o plataformas elevadoras para cumplir con las pautas de la ADA. Al igual que las superficies caminables, el ancho de una rampa debe ser de un mínimo de 90 cm y la pendiente transversal no debe exceder 1:48. Sin embargo, la pendiente máxima de carrera es 1:12, no 1:20. Además, las dimensiones de la cabina del elevador debe tener un mínimo de 100 cm de ancho (42 pulgadas) y cerca de 140 cm de profundidad (54 pulgadas), mientras que los elevadores de plataforma deben tener un mínimo de 75 x 120 cms (30 x 48 pulgadas). Para obtener detalles más específicos sobre cada una de estas opciones, los arquitectos deben consultar las normativas locales.
Las rutas accesibles también deben incorporar radios de giro lo suficientemente anchos para que los usuarios las puedan usar. Para las rutas que giran en 180 grados alrededor de una pared o un objeto, el corredor debe tener un mínimo de 100 cm de ancho, mientras que el área de giro debe tener un mínimo de 120 cm de ancho. Si el corredor tiene solo 90 cm de ancho, el área de giro debe tener un mínimo de 150 cm de ancho. Para las áreas que requieren de giros de menos de 180 grados y utilizan, en su lugar, un espacio de giro circular o en forma de T, el diámetro o el ancho deben ser un mínimo de 150 cm, como se ilustra en detalle en el Capítulo 3 del Estándar ADA 2010.
En resumen, las viviendas con circulaciones adecuadas para sillas de ruedas incorporan al menos una ruta accesible continua que da acceso a todas las áreas de la unidad, que pueden incluir radios de giro específicos para sillas de ruedas o elementos de varios niveles.
Dormitorios
Cada uno de los espacios de la vivienda debe estar diseñado de manera similar, con un amplio espacio para que los usuarios de sillas de ruedas puedan habitarlos cómodamente. Los arquitectos pueden diseñar habitaciones accesibles a través de una serie de pasos relativamente simples. Todas las áreas de giro, como se indicó anteriormente, deben contar con al menos 150 cm de espacio libre; por ejemplo, alrededor de las esquinas de la cama, escritorios o cajones. Nuevamente, todos los corredores deben tener al menos 90 cm de ancho. Por supuesto, vale la pena señalar que las circulaciones no son el único aspecto que se debe considerar. En conjunto, la circulación de las habitaciones individuales seguirá las pautas enumeradas anteriormente, pero los muebles específicos de cada habitación también deben modificarse. En el dormitorio, por ejemplo, los armarios y cajones deben estar diseñados para acomodarse la altura y el alcance de los usuarios de sillas de ruedas. Los armarios diseñados específicamente para deben incluir barras de ropa más bajas, habitualmente alrededor de los 75 cm de alto.
Cocina
Diseñar cocinas excepcionales es una tarea difícil incluso sin tener en cuenta la accesibilidad: los patrones de cocción a menudo son muy elaborados y dependen en gran medida de la circulación rápida entre diferentes electrodomésticos. Los electrodomésticos y los espacios de trabajo de la cocina generalmente presentan requisitos específicos que deben modificarse para acomodar a los usuarios de sillas de ruedas. El primer y más obvio paso es nuevamente ajustar el área de movimiento de la silla de ruedas. Para las cocinas donde los mesones o gabinetes están en lados opuestos, el espacio entre estos dos lados debe ser de un mínimo de 100 cm. Sin embargo, para cocinas en forma de U, con tres lados cerrados, el espacio libre debe ser de 150 cm como mínimo.
Además, la movilidad al interactuar con superficies de trabajo o aparatos específicos también requiere mucha atención. Bajo las superficies de trabajo y de electrodomésticos de la cocina, los arquitectos deben incluir un espacio libre que permita un acercamiento por parte del usuario utilizando su silla. Esto implica dejar un mínimo de 75 x 120 cm de espacio libre en el piso frente a la superficie o el electrodoméstico. Además, este espacio libre debe estar ubicado junto a una ruta accesible. Los métodos para medir tales espacios son muy específicos y pueden incluir o no el espacio debajo de un gabinete o electrodoméstico si está elevado por sobre el suelo. Si los arquitectos eligen incluir este espacio, también deben abordar las pautas de diseño espacial para los pies y las rodillas. Estos espacios requieren sus propios conjuntos de dimensiones para calificar como parte del espacio libre, y estas sección de la normativa debe ser estudiada en detalle. En esta sección también se enumeran más requisitos para electrodomésticos específicos, como lavavajillas, placas de cocción, hornos y refrigeradores.
Al igual que con el dormitorio, los muebles de cocina para usuarios de sillas de ruedas también deben satisfacer ciertos requisitos de altura y alcance. Las superficies de trabajo de la cocina, por ejemplo, deben estar a una altura máxima de 85 cm sobre el suelo.
Baños
Al igual que las cocinas, los baños son otra área de las viviendas que deben seguir requisitos específicos de movilidad y circulación. Para la circulación general, el diámetro de giro de los espacios debe ser nuevamente de 150 cm como mínimo, mientras que los corredores deben tener al menos 90 cm de ancho. Además, cada accesorio, al igual que en las cocinas, debe dejar un espacio libre bajo ellos. Las bañeras accesibles requieren de un espacio mínimo de 75 cm en toda su longitud. Los inodoros requieren de un espacio libre de 150 cm como mínimo desde la pared lateral y 140 cm desde la pared posterior. Además, todos los elementos de un baño accesible para sillas de ruedas, como duchas, bañeras, inodoros y lavamanos, deben incluirse en un único espacio, de modo que los usuarios tengan que viajar a diferentes baños para acceder a cada accesorio.
Para obtener recomendaciones más específicas sobre cómo diseñar los accesorios de baño, especialmente las duchas y los inodoros, que presentan detallados requisitos de asientos y barras de apoyo, puedes revisar –de nuevo– las pautas de la ADA.
Materiales
Todas las rutas y habitaciones accesibles deben tener pisos que sean estables, firmes y antideslizantes, como se describe en el Capítulo 3 del Estándar ADA 2010. Aunque puede parecer menos obvio que los materiales de los pisos son parte esencial de la accesibilidad, los pisos resbaladizos pueden dañar seriamente a los usuarios y sus sillas de ruedas. Los pisos estables, firmes y antideslizantes no se dañan por la fuerza, como el peso de la silla de ruedas, resisten la deformación y tienen suficiente fricción para que puedan usarse de manera segura. Los mejores materiales de piso para estos extremos son pisos de madera sólida o de ingeniería, los pisos vinílicos o los pisos cerámicos. Los pisos de madera sólida son fáciles de mantener y se pueden renovar si se rayan con la circulación de la silla. Además, los acabados raspados a mano o desgastados para pisos de madera pueden aumentar el coeficiente de fricción de la superficie y evitar el deslizamiento. Los pisos vinílicos son menos costosos pero igualmente resistentes al deslizamiento, aunque no pueden repararse si están dañados. Sin embargo, pueden reemplazarse fácil y económicamente. Finalmente, los pisos cerámicos son extremadamente duraderos, y las baldosas antideslizantes con textura son resistentes al deslizamiento y firmes. El tamaño ideal del azulejo para evitar daños es de 5 cm cuadrados.
Los peores materiales para los usuarios de sillas de ruedas son pisos muy "acolchados", sobre los cuales puede ser extremadamente difícil maniobrar si no están diseñados para la accesibilidad. Un ejemplo común es la alfombra, que aunque es suave y cómoda, puede aumentar significativamente la fuerza necesaria para mover una silla de ruedas sobre la superficie. Por lo tanto, los arquitectos deben reservar las alfombras para las áreas con la menor cantidad de tráfico, y al hacerlo, su altura no debe superar 1 cm. Además, la alfombra debe estar instaladas de manera extremadamente segura, con sus bordes expuestos sujetos a las superficies del piso e incluyendo molduras en sus bordes expuestos.
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